lunes, 25 de noviembre de 2013

Tradición COPISTA
Copista es la palabra que designa a quien reproduce libros a mano. De ahí su sinónimo, amanuense.
Destaca su labor en la difusión del libro hasta la aparición de la imprenta de tipos móviles en el mundo occidental, a mediados del siglo XV. Un copista experimentado era capaz de escribir de dos a tres folios por día. Escribir un manuscrito completo ocupaba varios meses de trabajo. Esto sólo en lo que se refiere a la escritura del libro, que posteriormente habían de ilustrar los iluminadores, o encargados de dibujar las miniaturas e iniciales miniadas (de minium, en latín, sustancia que producía el color rojo de la tinta, el más habitual en estas ilustraciones), en los espacios en blanco que dejaba el copista.
Los utensilios más habituales que utilizaba el copista eran: penna (la pluma o péñola),rasorium o cultellum (raspador) y atramentum (tinta).
La técnica empleada era sujetar la péñola con la mano derecha y el raspador con la izquierda, que le servía tanto para corregir los errores en la escritura como para subsanar las irregularidades (arrugas, desperfectos) del pergaminovitela o papel, este último usado en Occidente a partir del siglo XIV.

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